Hermandad de Ntra. Sra. de la Hermosa    

           Septiembre 2008. Fuente de Cantos

 
         
 

En su recuerdo

 

J. Lamilla

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Cuando aún resonaban los últimos ecos de la fiesta de S. Isidro, nos sacudió una mañana la impensable noticia de la muerte de Juan Manuel Fabra. Incrédulos, solicitábamos la confirmación, que, al poco, no admitía dudas.

 

        Lo habíamos visto, desmejorado, al término de la Semana Santa, pero imaginábamos que tanto trajín como conlleva la dirección de una Cofradía, podría haberle afectado a su salud. Pero no, no era simple cansancio. Por desgracia, algo más grave nos lo estaba arrebatando de forma rápida y cruel. Y se nos fue, de manera callada, como era él, como lo había hecho todo en su vida.

 

        Sin embargo, su silencio y su aparente timidez, no habían sido obstáculos para que emprendiera grandes empresas. Así, se hizo cargo de la Cofradía de la Virgen de la Hermosa cuando su dirección quedó vacante por traslado de su anterior Hermano Mayor. En los cuatro años que la presidió, trabajó incansablemente, en silencio como siempre, y le imprimió su impronta personal: consiguió un gran número de hermanos, diseñó su sello y su estandarte, puso una nueva puerta al santuario que permite ver a la Virgen desde la calle y la ornamentación del Paso adquirió nueva vistosidad sureña, emanada de su alma de artista.

 

        Pero él quería hacer algo distinto. Tenía en su mente la idea de una Cofradía al estilo de las ciudades más punteras. De ahí surgió El Cautivo. Esta nueva Hermandad fue concebida, pensada, trabajada y ofrecida a su pueblo por Juan Manuel. El Cristo Cautivo es su inconclusa obra maestra. A base de tenacidad, trabajo y no pocos problemas consiguió que la tarde del Domingo de Ramos paseara por nuestras calles de Fuente de Cantos una Hermandad distinta: nuevo paso, nueva imagen, cofrades nuevos, olor a incienso, órdenes en forma de suaves tañidos de campanilla, expectación, ilusiones renovadas…

 

        Pero la Vida no le  ha permitido culminar su trabajo. Él se ha ido, pero ha dejado trazado el camino que otros habrán de llevar a término. Le quedó mucho por hacer, pues era joven, demasiado joven. Puso unos cimientos firmes y hay que seguir construyendo.

 

        Cada año cuando llegue la Semana Santa y la festividad de Nuestra Patrona, nos contemplará, desde balcones más altos entre la Virgen de la Hermosa y su Jesús Cautivo.

 

        Que estas palabras sirvan de pésame a su desconsolada familia y de recuerdo y gratitud a Juan Manuel que eligió esta forma de trabajar por su pueblo.