La figura de la Virgen y el pueblo
P. Antonio R. Panea Márquez Misionero de la Preciosa Sangre C.PP.S. Director del Colegio San Francisco Javier. ___________________________________
En Fuente de Cantos los tres templos más significativos del pueblo como lugar de culto están dedicados bajo la advocación de la Virgen: Parroquia de Ntra. Sra. de la Granada, Convento del Carmen y la Ermita de la Hermosa. Además de otras advocaciones y devociones a la Virgen y en una época en que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada a decirle, resulta un hecho de gran significado. ¿Quién me lleva a Cristo? Ella, la Virgen María.
En cualquiera de las solemnidades de la Virgen nos reunimos en nuestras entrañables Iglesias para celebrar la Eucaristía y los cultos. Tendríamos que traer en nuestro corazón la alegría de la resurrección del Señor que la queremos vivir siempre. Nos unimos íntimamente a la alegría y la felicidad que tuvo la Madre de nuestro Salvador al recibir la visita del Hijo de sus entrañas virginales resucitado.
Los cristianos de nuestro pueblo hemos de amar a la Virgen bajo la advocación que cada uno se sienta más interpelado, no olvidando que la Virgen es solo una y que el amor a ella forma parte del amor al prójimo. Se trata de la solidaridad básica con las personas de nuestro entorno, no sólo en su dimensión individual, sino también en su dimensión social, como familia, como comunidad. Nuestro amor a nuestro pueblo nos lleva a querer ofrecerle lo mejor que nosotros tenemos y lo que sólo nosotros cristianos podemos darle a nuestra Madre. Y podemos aplicarnos con toda propiedad estas palabras que el Beato Juan Pablo II nos dijo a los cristianos en su momento: "La Iglesia debe ofrecer el bien más precioso y que nadie más puede darle: la fe en Jesucristo, fuente de la esperanza que no defrauda, don que está en el origen de la unidad espiritual y cultural de los pueblos y que todavía hoy y en el futuro puede ser una contribución esencial a su desarrollo y a su integración" (EE n. 18). La fuente de esperanza, para nuestro pueblo y el mundo entero, es Cristo. La Iglesia está presente en nuestro pueblo con el mismo anuncio de siempre, que constituye su único tesoro: Jesucristo es el Señor y la Salvación no se encuentra en nadie más que en Él” (cf. Hch 4, 12).
Tenemos una gran realidad religiosa y cultural en nuestro pueblo como en nuestra Europa occidental, aunque algunos la quieran acallar y que podemos incluirnos entre aquellos lugares y pueblos del mundo del que Benedicto XVI ha dicho que "el Evangelio ha arraigado desde hace mucho tiempo, dando lugar a una verdadera tradición cristiana, pero en los últimos siglos -por dinámicas complejas- el proceso de secularización ha producido una grave crisis del sentido de la fe cristiana y de la pertenencia a la Iglesia "(Homilía, 06/28/2010).
En este sentido, nuestra sociedad se va situando globalmente fuera de la vida de la Iglesia y también, en formas y grados diversos, de la fe en Jesucristo" Y no solo la sociedad, también muchos católicos. Seguramente que una parte de esta crisis religiosa no hace más que evidenciar la poca consistencia de lo que parecía una vivencia religiosa ampliamente mayoritaria. Estamos ante un alejamiento cada vez más radical de la fe. Por ello, todos los católicos hemos de asumir plenamente que nuestra situación, es de misión. El sentido de la misión encomendada por Jesús proyecta nuestra comunidad cristiana hacia adelante.
Tenemos los católicos del pueblo el reto de la evangelización. En la visita de María a su pariente Isabel podemos ver como un paradigma de cómo llevar a Jesús a los hermanos. Isabel llena del Espíritu Santo al oír el saludo de María le dijo: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?". Aquella visita llena de amor y servicialidad motivó la primera proclamación hecha por Isabel de que María era la Madre del Mesías, del Hijo de Dios.
Benedicto XVI en su visita a Barcelona, en los días 6 y 7 del pasado mes de noviembre, nos ha recordado de nuevo la centralidad de Jesucristo en la vida de la Iglesia y del mundo. Recordemos que dijo: "El Señor Jesús es la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que recoge en unidad final todas las conquistas de la humanidad ... La Iglesia no tiene consistencia por sí misma, está llamada a ser signo e instrumento de Cristo "
El Papa nos dijo también que "es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmara y se divulgara la convicción de que Dios es el enemigo del hombre, de su libertad". Esto ha ido llevando a nuestras sociedades a que haya muchas personas que viven como si Dios no existiera, con todas las consecuencias negativas y dolorosas para las personas y para la misma sociedad. Benedicto XVI nos ha manifestado la gozosa tarea evangelizadora que tenemos hoy los católicos en Fuente de Cantos y que consiste en "mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia".
Creo y estoy convencido que las cuatro comunidades religiosas que hay en el pueblo, - y es un lujo tener 4 comunidades (dos comunidades de Carmelitas, las Hermanas de la Doctrina Cristiana, y Misioneros de la Preciosa Sangre), como comunidades de la Iglesia manifestamos nuestro profundo amor por el pueblo y nos ponemos a su servicio – y a veces a sus caprichos o gustos- porque sentimos la urgencia de anunciar la persona de Jesucristo y su Reino. Y deseamos que la fe cristiana pueda seguir siendo para Fuente de Cantos una verdadera fuente de vida que fecunde con nuevo vigor nuestro pueblo en el contexto cultural y socioeconómico actual.
Nuestra historia está impregnada de cristianismo. Dios por intercesión de María ha impulsado a muchos hijos de este pueblo, religiosos, religiosas y sacerdotes de la Iglesia de Fuente de Cantos a dedicar sus vidas a la enseñanza, a la beneficencia o al cuidado de los enfermos o discapacitados. El pueblo ha dado y esperemos siga dando muchas vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal. Inspirados en su ejemplo la comunidad cristiana necesita religiosos y religiosas que continúen socorriendo a los más pequeños y necesitados, dándoles lo mejor de uno mismos o que oren desde la vida contemplativa que es el motor, el corazón de la Iglesia. Es la actitud y actuación de María que al enterarse de que su prima Isabel esperaba un hijo fue decididamente a la montaña a ayudarla durante tres meses hasta que Isabel tuvo al hijo. O la secuencia que María guardaba todas las cosas en su corazón.
En el trabajo de anunciar el Evangelio con nuevo ardor en nuestra pueblo - tarea que gozosamente Jesús nos confía a todos los cristianos- la Parroquia, el Convento del Carmen, la Hermosa son tres símbolos en Fuente de Cantos de la fecundidad de esta misma fe, que marcó también las entrañas de este pueblo y que, a través de la caridad y de la belleza Dios, contribuye a crear una sociedad más digna del hombre. En efecto, la belleza, la santidad y el amor de Dios llevan al hombre a vivir en el mundo con esperanza.
A los pies de la Virgen María, independientemente de la advocación que cada uno venere, y en nombre de todos los hombres y mujeres de Fuente de Cantos le pedimos por las vocaciones a la vida consagrada y para que suscite nuevos agentes de pastoral (catequistas, liturgia, visitadores de enfermos….) que siguen haciendo falta en nuestra comunidad parroquial y en nuestra Iglesia.
|