Lo llamaron...
Francisco Pajarón López ______________________
LA VIDA ES BREVE Y SE PASA COMO EL AIRE DE UNA SOMBRA, COMO EL HUESPED DE UNA NOCHE, COMO NAVE HACIA LA COSTA.
Se marchó sin equipaje, sin despedirse, sin echar de menos nada, cuando la ausencia va a ser larga las despedidas son tristes, se fue como vivió, sin ánimo de molestar, un suspiro, un Dios mío y su alma voló como una pavesa a encontrarse con el Supremo Hacedor. Ernesto fue mi gran amigo de niñez, de adolescencia y siempre, en el camino de nuestra amistad nunca creció la hierba. La amistad que comienza en la niñez es una asociación temprana formada entre las personas que se profesan mutuamente un cariño más particular que el resto de los hombres. En Villa Benítez empezamos a caminar por los senderos de la vida, formábamos un buen grupo, mis primos, los primos de mis primos y Ernesto, hacinados en aquellas mesas incomodas, apretujados para estar lo más cercanos posible, aprendimos las primeras letras. Fuimos monaguillos a los pies de Ntra. Señora de la Hermosa, éramos los niños de las monjas de la Doctrina Cristiana, atendíamos con interés los consejos de las Hermanas Santísimo y Amor de Dios, a su lado aprendimos a orar , recomendaciones para nuestra formación y muchas cosas buenas, que fueron valiosísimas a lo largo de nuestra vida, las personas religiosas suelen hacer estas cosas mejor que nadie. Siempre lo recordamos, siempre lo agradecimos. Cuando llegó la hora nos separamos, cada uno eligió su camino para labrarse un porvenir. Siempre estuvimos en contacto, mantuvimos la gran amistad . Porque la amistad es un sentimiento fuerte y elevado, la ciencia de los hombres libres. Zorrilla lo define” nunca mudable por el tiempo o la distancia, no sujeto a la inconstancia del capricho o del azar, tan puro como el de un niño, tan inmenso como el mar.. En los últimos días del año que terminaba, Dios lo llamó, y sería una tarde clara, brillante, hermosa, y cuando voló su alma, quedarían rosas de colores adornando su puerta, señalando bellos recuerdos, por el cantó mil canciones un bello ruiseñor que lo vigilaba al salir cada mañana, que contemplaba sus sueño desde su ventana, sueños que nunca ya podrán despertar, dormirán la ausencia que vieron olvidar. En ese fiel momento de vida placentera, se apagaran los ecos de la tarde que yo muera. A Ernesto le adornaban muchas virtudes, persona humilde, el hombre que posee esta cualidad, es capaz de hacer cosas grandes, las personas humildes son siempre fuertes, animosos y emprendedores. Sabia escuchar, virtud de una gran sabiduría, fuente de conocimiento de inmenso valor, porque escuchar es resucitar a los demás, sintonizar con el semejante, es abrir la ventana de la confianza y prestar atención a la voz de la verdad. La educación la recibió en su hogar, su familia numerosa, con muchos hijos, donde se cocinaba la hoya grande, pucheros que bendice Dios, la familia es templo de sabiduría, es lo más valioso en una sociedad. Sus padres vivieron solo para sus hijos, trabajadores prestigiosos, incansables. Ellos le enseñaron que solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que, lo que la educación hace de el, pues la educación hace de cada uno una pieza de una maquina y no un individuo. Moderado, una de las normas de mayor utilidad en la vida, a la persona comedida le basta con lo suficiente, hasta las dichas las siente con moderación. Era como una encina recia y frondosa de nuestra tierra, bajo su sombra crecieron sus dos hijos. Destacaba su buen temple y su porte, su honradez sin tacha, su amor al trabajo y un gran espíritu cristiano. Su fuerza residía en la sencillez y la bondad. Dios lo llamo y su programa quedó sin terminar, proyectos rotos, ilusiones perdidas. Pero te fuiste al mejor sitio, al seno de Dios, a gozar con tus padres, tus hermanos. Aquí quedaron los tuyos, tu mujer, tus hijos, tus nietos, tus hermanas, con la pena de tu separación, con la soledad de tu ausencia, con la frialdad de la muerte. Criaturas inocentes que preguntaran por abuelo y tendrán que inventarse mil contestaciones. Tus cenizas paseando por el mar, descubriendo el fondo de los océanos, cantando aleluyas con las sirenas o navegando sobre las escamas plateadas de un pez presumido. Tu hermana Tere con buen criterio quiso que una parte de tu ceniza volviera a tu tierra, a tu hogar primitivo, al pueblo que tanto quisiste, para estar cerca de los que te quisieron, porque fuiste querido por muchos. Descansas con tus padres, en el vientre de tu madre, de donde tomaste carne y sangre para la vida, donde percibiste el primer calor, las primeras caricias, restos que con amor te abrazarían en su sueño, sueños que nunca podrán despertar, dormirán las ausencias que vieron olvidar. Desde la mancha que tanto te gustó, que repetías que volverías a ella de nuevo, te deseo que estés gozando en el seno de Dios, que ruegues por los desterrados hijos de Eva, que tu recuerdo seguirá en nuestra mente y en nuestro corazón. Hasta pronto, Ernesto, la vida solo es un sueño.
ME RECUERDA QUE ESTA VIDA DE PAN SOBRADO Y ESCASO QUE VUELA, ABIERTA SU HERIDA, SOBRE UNA NUBE DORMIDA. MIENTRAS TANTO YO AQUÍ SIGO, SOÑANDO CON MIL AMORES, NACIDO DE ENTRE LAS FLORES QUE PLANTA UN ABRAZO AMIGO.
CIUDAD REAL, 2011
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