"Renovar la ilusión"
José María Borreguero Fernández ____________________________
“Si piensas en meses, siembra cereales, Si piensas en años, planta árboles, Si piensas en siglos, educa a la juventud” (Proverbio chino)
En los últimos meses estamos asistiendo a un resurgir de algunos movimientos relacionados con los jóvenes. Teníamos la impresión de que los jóvenes en los últimos tiempos vivían una apatía que les alejaba en líneas generales de cualquier planteamiento que llevara consigo un compromiso y una cierta actitud de lucha contra la injusticia, que de algún modo había sido en tiempos pasados la bandera esgrimida por la juventud, caracterizada por el inconformismo y el deseo de cambio. Y todo ello, motivado, al parecer por una mentalidad individualista y poco empeñada con todo lo que tuviera que ver con el compromiso por los demás. Sin embargo, la aparición de las redes sociales y la masiva presencia de jóvenes en ellas, vienen a decirnos que los jóvenes no quieren vivir aislados y buscan salir del aislamiento y la soledad, a toda costa, haciéndose presentes, con un perfil propio en las redes de Internet y en la propia sociedad.
Tal vez debido a esa sensación de pasotismo juvenil, ha causado tanto impacto la aparición del movimiento 15 M que en sus planteamientos iniciales, mostraba su indignación, de forma pacifica y multitudinaria contra el sistema político y económico actual. No cabe duda de que en el origen de este movimiento se encuentra la situación de tantos y tantos jóvenes, que, víctimas de la crisis económica, se encuentran en situación de paro y con pocas perspectivas de futuro a nivel laboral.
Al mismo tiempo, a nivel de Iglesia, estamos asistiendo a esa otra “movida” juvenil que es la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud que convoca y concentra a miles de jóvenes en torno al Papa desde aquel primer llamamiento que hiciera el ahora beato Juan Pablo II a todos los jóvenes del mundo para celebrar un encuentro festivo y de fe en algún lugar del mundo cada tres años,
El Papa Benedicto XVI hace una acertada descripción de la situación de los jóvenes en su carta convocándoles al encuentro de Madrid: “En cada época, también en nuestros días, numerosos jóvenes sienten el profundo deseo de que las relaciones interpersonales se vivan en la verdad y la solidaridad. Muchos manifiestan la aspiración de construir relaciones auténticas de amistad, de conocer el verdadero amor, de fundar una familia unida, de adquirir una estabilidad personal y una seguridad real, que puedan garantizar un futuro sereno y feliz”
Todo ello viene a poner de manifiesto que hay jóvenes con inquietudes y firmemente decididos a poner en juego los valores recibidos. Valores que consideran importantes y necesarios para su vida personal y social.
Una educación en valores, por la que apostamos, desde planteamientos educativos cristianos, será la que proporcione a las nuevas generaciones las herramientas para construir otro mundo más justo, mas humano.
Es la invitación que el Papa en su misma carta-convocatoria dirige a los jóvenes cuando les dice: “Por este motivo, queridos amigos, os invito a intensificar vuestro camino de fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Vosotros sois el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Como escribía el apóstol Pablo a los cristianos de la ciudad de Colosas, es vital tener raíces y bases sólidas. Esto es verdad, especialmente hoy, cuando muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros. El relativismo que se ha difundido, y para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni un punto de referencia absoluto, no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y un conformismo con las modas del momento. Vosotros, jóvenes, tenéis el derecho de recibir de las generaciones que os preceden puntos firmes para hacer vuestras opciones y construir vuestra vida, del mismo modo que una planta pequeña necesita un apoyo sólido hasta que crezcan sus raíces, para convertirse en un árbol robusto, capaz de dar fruto”.
Nos vamos aproximando a los días en los que nuestro pueblo vive con intensidad la novena y la fiesta de nuestra patrona la Virgen de la Hermosa ¡cuanto disfrutaría la madre, viendo a sus hijos mas jóvenes en torno a su ermita! aunque también sabemos que como dice la letra de un conocido canto “una madre no se cansa de esperar”.Y nosotros tampoco! Es por ello que cada día renovamos la esperanza en que los jóvenes vayan asumiendo protagonismo en la Iglesia, teniendo en cuenta que este año nuestra Iglesia Diocesana nos marca como objetivo el potenciar el papel de los laicos en la Iglesia. “Es la hora de los laicos” es el lema con el que nuestra diócesis pretende despertar a los laicos, y con ellos a los jóvenes, de ese letargo de la falta de presencia y participación en la que muchos parecen vivir.
Que S. Roque, nuestro Patrón a quien este año pretendemos recuperar del olvido, y la Virgen de la Hermosa, nuestra Patrona, nos ayuden a renovar cada día nuestra ilusión en una comunidad cristiana, la de nuestro pueblo, viva, comprometida y en la que todos puedan hacerse presentes, especialmente los jóvenes, invitados por el Papa Benedicto, a partir de este Encuentro Mundial de la Juventud, para que sean agentes activos de la nueva evangelización. Sin duda que ese sería el mejor fruto espiritual de la JMJ!
¡Felices fiestas de la Hermosa a todos!
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