Una Hermosa Virgen para Fuente de Cantos y modelo a seguir
Antonio Manuel Álvarez Becerra Párroco de Corte de Peleas Predicador Novena año 2010 ____________________________
La Virgen de la Hermosa es para nosotros modelo perfecto en todo. El mismo Concilio Vaticano II nos dice de Ella que la Iglesia ha alcanzado “ya” en la Virgen su perfección. Es decir, que la Iglesia no puede dar más de sí de lo que ha dado en la Virgen.
Del mismo modo, es ciertamente lógico que brille también como modelo de actitudes al estar pendiente de Dios para agradarle, al escucharle con atención, de confianza el expresarse ante Él, de fidelidad al seguirle e imitarle, de suma perfección al contemplarle.
Llegados a este punto nos podemos preguntar cada uno de nosotros y en la presencia de la Virgen de la Hermosa: ¿ Te acuerdas de lo que dice el Evangelio, que conservaba el recuerdo de todo lo que sucedía, meditándolo en su corazón?(Lc.2,19). Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que es la perfecta contemplativa. Y como tal, sabe como es el Señor para imitarle, que es lo que más le importa. Si no somos contemplativos, ¿cómo podemos saber si nuestra imitación del Señor es auténtica? Y como está tan pendiente de Dios y de hacer lo que ve que le agrada, no duda cuando se le presenta el designio de Dios sobre ella. Al decirle el Ángel que ha sido elegida para ser Madre de Dios, la respuesta inmediata de María fue: “Hágase”, es decir, SÍ. Y empezó su maternidad divina.
Cuando Jesús en la cruz nos la dio como madre, ella sin decir nada, empezó su maternidad espiritual sobre nosotros. Aceptó en silencio continuar en nosotros su maternidad sobre Jesús. Aceptó en silencio porque ya no se pertenece, ya se ha dado al Señor, ya no se dispone de sí. Y como es del Señor, La puede dar a quien quiera y nos la dio a nosotros sus discípulos. Y nos la da sin consultárselo. ¡Qué maravillosa la actitud de la Virgen aceptando en silencio y sin reservas su maternidad sobre la humanidad redimida!
Son dos vocaciones o llamadas que Ella unió maravillosamente en su vida, la maternidad sobre el Hijo de Dios y sobre nosotros los bautizados en su nombre. Ella contempla a Cristo y guarda sus palabras; a nosotros nos acompaña en nuestro caminar en la Tierra, a cada uno de los hijos de Fuente de Cantos los acompaña en sus vidas y quehaceres, igual que acompañó a los Apóstoles el día de Pentecostés. Es la última vez que se habla de la Virgen en la Sagrada Escritura: acompañando a la Iglesia. Hoy, veintiún siglos después, continúa acompañando, guiando a la Iglesia, y en especial, hablando de la Virgen de la Hermosa, acompañando a Fuente de Cantos.
Yo os invito a volver vuestros ojos a la Virgen de la Hermosa para percibir la decisión y la fuerza con que supo decirle SÍ al Señor. No acababa de vislumbrar por dónde iban a ir los caminos del futuro, pero se puso en las manos del Señor y el Señor realizó en Ella su obra.
También sobre ti, querido hermano de la Virgen de la Hermosa y sobre cada uno de los habitantes de Fuente de Cantos tiene el Señor un designio concreto y particular. Llevas sembrada en tu alma la semilla de tu propia vocación, no sé cual es, pero descúbrela a la luz de la Hermosa María; de lo contrario te expones a perder el tiempo intentando desarrollar una semilla que no está sembrada en ti. Perderías ilusión, esfuerzo, alegría, ganas, … para acabar en una frustración.
Ella unió oración y vida, contemplación y acción. Únelas tú también. A medida que el Señor te vaya descubriendo tu misión en la vida y lo que va queriendo de ti, has de atreverte a decirle como María: “HÁGASE”, es decir, SÍ. Y no temas, porque estás en buenas manos. Seguirás a tu Madre en el caminar de la vida, de tu vida.
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